La culpa . . . otra vez de mi hermanita pequeña.
Viernes por la mañana, suena el wasap de mi móvil . . . mi hermana dice ¿Vienes tu por mi a la estación?
Bueno, vale . . . si soy tu única opción, no voy a dejar que se te lleve el hombre del saco ! ! !
Un rato esperando en el coche, no me gusta llegar tarde y siempre me toca esperar, se monta la niña y me dice . . . hermana, ya se lo que vas a hacer este fin de semana.
Perdonaaaaaa . . . buenos días, me alegro de verte, que bien que has venido a por mi, no se, un algo ¿No?
Me dice . . . que he pensado que quiero unas cookies de cocholate blanco como las de Starbucks Coffee . . . me quedé de pasta de boniato, ni yo he estado nunca en una cafetería de esas, ni he visto esas cookies, es más, nunca he hecho cookies ! ! !
Esta niña no me puede pedir unas rosquillitas de la abuela o unas madalenitas de toda la vida ! ! !
El reto estaba servido . . . como soy una buena hermana (la verdad es que no se me puede decir nada porque no paro hasta conseguirlo y mi hermana lo sabe), ordenador y libros en mano, me puse en busca y captura de las galletas perfectas.